Reflexiones

Clama a mí, y yo te responderé, nos dice nuestro Dios

“Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces. (Jeremías 33:3)”

Este hermoso verso de la Escritura muchos de los que llevamos un tiempo en los caminos del Señor, lo hemos aprendido de memoria por la sencilla razón, de que, cuando pasamos por alguna aflicción y clamamos a nuestro Dios, se nos viene a nuestra mente este hermoso verso de Jeremías 33:3. La gran mayoría en más de alguna oportunidad, lo hemos recitado de memoria, pero el problema no radica si lo sabemos o no de memoria, el problema es que muchas veces no comprendemos lo que realmente el Señor nos quiere decir con este verso. Este versículo nos habla, de las grandes cosas que nuestro Dios, hace y de las cosas ocultas que Él realiza y que Él ha preparado para cada uno de Sus hijos y de Su pueblo en general. Pero en muchas ocasiones solo lo asociamos a las cosas materiales, porque de hecho somos personas materialistas por naturaleza y las cosas grandes para nosotros significan tener un buen salario, obtener una gran casa y poder adquirir un lujoso carro.

Y las cosas ocultas o inaccesibles solamente las asociamos con un estilo de vida de riquezas, que por nuestros propios medios no podríamos alcanzar. Para muchas personas y cristianos también, todo lo grande que nuestro Dios tiene que darnos son cosas materiales, pero lamentablemente estamos muy equivocados, pues en este mismo capítulo encontramos muchas de las grandes cosas que nuestro Dios ha hecho con nosotros, no que hará, sino que ya hizo y que seguirá haciendo en las vidas de los que le amamos y hemos creído en Él. En esta ocasión comprenderemos cuáles son esas grandes cosas que nuestro Dios ha hecho por nosotros y que en ocasiones las pasamos por alto y no las agradecemos, porque no las valoramos o porque quizás no las logramos comprender.

“He aquí que yo les traeré sanidad y medicina; y los curaré, y les revelaré abundancia de paz y de verdad. Y haré volver los cautivos de Judá y los cautivos de Israel, y los restableceré como al principio. Y los limpiaré de toda su maldad con que pecaron contra mí; y perdonaré todos sus pecados con que contra mí pecaron, y con qué contra mí se rebelaron. (Jeremías 33:6-8)”

Pero; ¿Cuáles son esas grandes cosas que nuestro Dios ha hecho y que hará con cada uno de nosotros?

EN PRIMER LUGAR, NUESTRO DIOS EN SU INFINITA MISERICORDIA Y GRACIA NOS HA DADO SALVACIÓN. (ver Jeremías 33: 6)

Si ponemos atención a este versículo, podremos darnos cuenta de que nos habla de sanidad y medicina, pero ¿Qué tiene que ver eso con nuestra salvación? ¡¡¡TIENE MUCHO QUE VER!!

Porque cada uno de nosotros estábamos enfermos de un mal que día a día iba carcomiendo nuestras vidas y esa enfermedad se llama pecado. Todos nosotros estábamos condenados a pasar una eternidad en el infierno, condenados a vivir separados de nuestro Dios por toda la eternidad, condenados a vivir atormentados por siempre. Muchos de nosotros fuimos como esa mujer que padeció por 12 largos años de flujo de sangre y gastó todo lo que poseía en diferentes médicos. Ver (Marco 5:25-29)

En el transcurso de nuestras vidas hemos probado la medicina de la religiosidad, la medicina del esoterismo, probamos la medicina de la meditación, la medicina de las buenas obras, pero ninguna de ellas pudo sacarnos de la condenación y ofrecernos vida eterna, pero al no darnos cuenta de nuestra condición, íbamos de mal en peor, porque cada día nos acercábamos a pasos agigantados a la muerte y a una condenación inminente y sin vuelta atrás. Pero nuestro Dios en Su infinita misericordia nos dio el antídoto preciso para nuestras enfermedades en el momento que le aceptamos en nuestras vidas y desde ese glorioso momento puso en nosotros la medicina perfecta para quitar la condenación que llevábamos sobre nuestros hombros y esta medicina es: ¡¡¡JESUCRISTO EL SEÑOR!!! (Ver Efesios 2:1-6)”

Todos nosotros, antes de conocer y aceptar en nuestras vidas a nuestro Señor Jesucristo, estábamos muertos y condenados, pero nuestro Dios en Su infinita misericordia nos dio vida por medio de Cristo Jesús y nos sacó de la condenación y nos sentó en lugares celestiales. ¡¡¡ALELUYA, GLORIA A DIOS PORQUE ÉL NOS HA ENTREGADO PAZ PARA NUESTRAS VIDAS!!! (ver Jeremías 33:6B)

Lo que más nos robaba la paz en nuestras vidas era el peso de nuestros pecados, el peso de nuestras iniquidades y de nuestras malas acciones, y ese peso tiene un nombre y se llama: ¡¡¡CULPABILIDAD!!! Muchas personas pueden sentir tranquilidad por su economía, tranquilidad en su trabajo, pero la verdadera paz y tranquilidad únicamente la puede dar nuestro Señor Jesucristo.

“La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo. (Juan 14:27)”

¿Pero cuál es esa paz que el mundo no nos puede dar? ¡¡¡LA PAZ QUE NOS MANTIENE JUNTO A NUESTRO DIOS!! La única forma de estar en paz con nuestro Dios es ser declarados justos, es que nuestras faltas sean borradas frente a Dios, es que nuestros pecados sean lavados con la sangre del cordero de Dios que es Cristo Jesús.

“Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo. (Romanos 5:1)”

Es por eso que el profeta Jeremías nos dice que nuestro Dios nos ha dado abundancia de paz; PERO; ¿CÓMO NOS LA DIO? ¡¡¡ PERDONANDONOS TODOS Y CADA UNO DE NUESTROS PECADOS!!! ¿Qué cosa más grande y maravillosa ha hecho nuestro Dios con cada uno de nosotros?

  • NOS DIO SU AMOR
  • QUITO NUESTRAS CULPAS.
  • PERDONO NUESTROS PECADOS.
  • NOS DIO SU PAZ.
  • NOS DIO AQUELLAS COSAS QUE POR NUESTROS MEDIOS SON INALCANZABLES.

¡¡¡EL NOS HA DADO UNA VERDADERA LIBERTAD!!!

“Y haré volver los cautivos de Judá y los cautivos de Israel, y los restableceré como al principio. (Jeremías 33:7)”

Cuantos de nosotros podemos reconocer que vivíamos en esclavitud y éramos adictos a un vicio, esclavos de una pasión desordenada, esclavos del rencor, de la envidia, esclavos de los deseos impuros, esclavos de los deseos de venganza, etc. Pero ahora nuestro Señor Jesucristo, nos ha dado una verdadera libertad a lo que era imposible para nosotros alcanzar, pues las cadenas que había en nuestras vidas eran grandes y pesadas, y nuestro Dios las tomó por medio de nuestro Señor Jesucristo y las destruyó para que pudiésemos renacer por medio de Su poder. (Ver Romanos 6:5-14)”

Debemos entender, mis queridos hermanos, que con Cristo nuestro viejo hombre murió, ese viejo hombre lleno de corrupción y de pecado, ese viejo hombre que era esclavo y que era siervo del mal murió juntamente con Cristo y hoy tenemos la convicción que resucitaremos en el día postrero por la fe a una nueva vida junto a Él. Ahora mis hermanos gocémonos en el Señor porque somos nuevas criaturas y las cosas que nos atormentaban en el pasado ya pasaron.

“De modo que, si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. (2 Corintios 5:17)”

Ahora, verdaderamente, cada uno de nosotros podemos decir: ¡¡¡GRANDES COSAS HA HECHO DIOS CON NOSOTROS!!!

𝑸𝒖𝒆 𝒏𝒖𝒆𝒔𝒕𝒓𝒐 𝑫𝒊𝒐𝒔 𝒂𝒏̃𝒂𝒅𝒂 𝒃𝒆𝒏𝒅𝒊𝒄𝒊𝒐́𝒏 𝒂 𝒆𝒔𝒕𝒂́ 𝒓𝒆𝒇𝒍𝒆𝒙𝒊𝒐́𝒏

Que Dios te cuide y bendiga rica y abundantemente, junto a tus seres queridos, y anuncia al mundo que nuestro Señor Jesucristo vive y espera con Sus manos amorosas por el que quiera conocerle.


FRANKLIN MIRABAL, es miembro líder de la Iglesia Asamblea de Dios Central de Higuey, Rep. Dominicana.

Acerca del Autor

0.00 avg. rating (0% score) - 0 votes
Mostrar Más

Artículos relacionados

Deja una respuesta

Verifique también
Close
Back to top button
18405